MATEO

MATEO  

Capítulo 1


Genealogía de Jesucristo

Mateo Cap. 1:1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.

Mateo Cap. 1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.

Mateo Cap. 1:3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.

Mateo Cap. 1:4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.

Mateo Cap. 1:5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa.

Mateo Cap. 1:6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.

Mateo Cap. 1:7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa.

Mateo Cap. 1:8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías.

Mateo Cap. 1:9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías.

Mateo Cap. 1:10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías.

Mateo Cap. 1:11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.

Mateo Cap. 1:12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.

Mateo Cap. 1:13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor.

Mateo Cap. 1:14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud.

Mateo Cap. 1:15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;

Mateo Cap. 1:16 y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

Mateo Cap. 1:17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.


Nacimiento de Jesucristo

Mateo Cap. 1:18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

Mateo Cap. 1:19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.

Mateo Cap. 1:20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

Mateo Cap. 1:21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Mateo Cap. 1:22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:

Mateo Cap. 1:23 He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,

Y llamarás su nombre Emanuel,

que traducido es: Dios con nosotros.

Mateo Cap. 1:24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer.

Mateo Cap. 1:25 Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.


Capítulo 2


La visita de los magos

Mateo Cap. 2:1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos,

Mateo Cap. 2:2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.

Mateo Cap. 2:3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él.

Mateo Cap. 2:4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo

Mateo Cap. 2:5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:

Mateo Cap. 2:6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá,

No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;

Porque de ti saldrá un guiador,

Que apacentará a mi pueblo Israel.

Mateo Cap. 2:7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella;

Mateo Cap. 2:8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.

Mateo Cap. 2:9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.

Mateo Cap. 2:10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo.

Mateo Cap. 2:11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.

Mateo Cap. 2:12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.


Matanza de los niños

Mateo Cap. 2:13 Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo.

Mateo Cap. 2:14 Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,

Mateo Cap. 2:15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

Mateo Cap. 2:16 Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos.

Mateo Cap. 2:17 Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:

Mateo Cap. 2:18 Voz fue oída en Ramá,

Grande lamentación, lloro y gemido;

Raquel que llora a sus hijos,

Y no quiso ser consolada, porque perecieron.

Mateo Cap. 2:19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,

Mateo Cap. 2:20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño.

Mateo Cap. 2:21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.

Mateo Cap. 2:22 Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea,

Mateo Cap. 2:23 y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.



Capítulo 3


Predicación de Juan el Bautista

Mateo Cap. 3:1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,

Mateo Cap. 3:2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Mateo Cap. 3:3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:

Voz del que clama en el desierto:

Preparad el camino del Señor,

Enderezad sus sendas.

Mateo Cap. 3:4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.

Mateo Cap. 3:5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán,

Mateo Cap. 3:6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

Mateo Cap. 3:7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera?

Mateo Cap. 3:8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento,

Mateo Cap. 3:9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras.

Mateo Cap. 3:10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

Mateo Cap. 3:11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.

Mateo Cap. 3:12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.


El bautismo de Jesús

Mateo Cap. 3:13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él.

Mateo Cap. 3:14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?

Mateo Cap. 3:15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.

Mateo Cap. 3:16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.

Mateo Cap. 3:17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.



Capítulo 4


Tentación de Jesús

Mateo Cap. 4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.

Mateo Cap. 4:2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.

Mateo Cap. 4:3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

Mateo Cap. 4:4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Mateo Cap. 4:5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,

Mateo Cap. 4:6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:

A sus ángeles mandará acerca de ti,

y,

En sus manos te sostendrán,

Para que no tropieces con tu pie en piedra.

Mateo Cap. 4:7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.

Mateo Cap. 4:8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos

Mateo Cap. 4:9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

Mateo Cap. 4:10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

Mateo Cap. 4:11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.


Jesús principia su ministerio

Mateo Cap. 4:12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea;

Mateo Cap. 4:13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí,

Mateo Cap. 4:14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

Mateo Cap. 4:15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,

Camino del mar, al otro lado del Jordán,

Galilea de los gentiles;

Mateo Cap. 4:16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;

Y a los asentados en región de sombra de muerte,

Luz les resplandeció.

Mateo Cap. 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.

Mateo Cap. 4:18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

Mateo Cap. 4:19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.

Mateo Cap. 4:20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.

Mateo Cap. 4:21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.

Mateo Cap. 4:22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

Mateo Cap. 4:23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Mateo Cap. 4:24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.

Mateo Cap. 4:25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.


Capítulo 5


El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

Mateo Cap. 5:1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

Mateo Cap. 5:2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

Mateo Cap. 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mateo Cap. 5:4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Mateo Cap. 5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

Mateo Cap. 5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Mateo Cap. 5:7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Mateo Cap. 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

Mateo Cap. 5:9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Mateo Cap. 5:10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mateo Cap. 5:11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

Mateo Cap. 5:12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.


La sal de la tierra

Mateo Cap. 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.


La luz del mundo

Mateo Cap. 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

Mateo Cap. 5:15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

Mateo Cap. 5:16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.


Jesús y la ley

Mateo Cap. 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir

Mateo Cap. 5:18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Mateo Cap. 5:19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

Mateo Cap. 5:20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.


Jesús y la ira

Mateo Cap. 5:21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.

Mateo Cap. 5:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Mateo Cap. 5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,

Mateo Cap. 5:24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Mateo Cap. 5:25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.

Mateo Cap. 5:26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.


Jesús y el adulterio

Mateo Cap. 5:27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.

Mateo Cap. 5:28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

Mateo Cap. 5:29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Mateo Cap. 5:30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.


Jesús y el divorcio

Mateo Cap. 5:31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.

Mateo Cap. 5:32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. Jesús y los juramentos

Mateo Cap. 5:33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.

Mateo Cap. 5:34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

Mateo Cap. 5:35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

Mateo Cap. 5:36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

Mateo Cap. 5:37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede. El amor hacia los enemigos

Mateo Cap. 5:38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.

Mateo Cap. 5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;

Mateo Cap. 5:40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;

Mateo Cap. 5:41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vecon él dos.

Mateo Cap. 5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

Mateo Cap. 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

Mateo Cap. 5:44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

Mateo Cap. 5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

Mateo Cap. 5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

Mateo Cap. 5:47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

Mateo Cap. 5:48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.


Capítulo 6


Jesús y la limosna

Mateo Cap. 6:1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

Mateo Cap. 6:2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Mateo Cap. 6:3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,

Mateo Cap. 6:4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Jesús y la oración

Mateo Cap. 6:5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Mateo Cap. 6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Mateo Cap. 6:7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.

Mateo Cap. 6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Mateo Cap. 6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Mateo Cap. 6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

Mateo Cap. 6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

Mateo Cap. 6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Mateo Cap. 6:13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.

Mateo Cap. 6:14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;

Mateo Cap. 6:15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Jesús y el ayuno

Mateo Cap. 6:16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Mateo Cap. 6:17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,

Mateo Cap. 6:18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.


Tesoros en el cielo

Mateo Cap. 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

Mateo Cap. 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.

Mateo Cap. 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. La lámpara del cuerpo

Mateo Cap. 6:22 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz;

Mateo Cap. 6:23 pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estaráen tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?


Dios y las riquezas

Mateo Cap. 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. El afán y la ansiedad

Mateo Cap. 6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Mateo Cap. 6:26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

Mateo Cap. 6:27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?

Mateo Cap. 6:28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan

Mateo Cap. 6:29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.

Mateo Cap. 6:30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

Mateo Cap. 6:31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

Mateo Cap. 6:32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

Mateo Cap. 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Mateo Cap. 6:34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.



Capítulo 7


El juzgar a los demás

Mateo Cap. 7:1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.

Mateo Cap. 7:2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

Mateo Cap. 7:3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

Mateo Cap. 7:4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

Mateo Cap. 7:5 ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

Mateo Cap. 7:6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.


La oración, y la regla de oro

Mateo Cap. 7:7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Mateo Cap. 7:8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Mateo Cap. 7:9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

Mateo Cap. 7:10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

Mateo Cap. 7:11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Mateo Cap. 7:12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.


La puerta estrecha

Mateo Cap. 7:13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;

Mateo Cap. 7:14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Por sus frutos los conoceréis

Mateo Cap. 7:15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Mateo Cap. 7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

Mateo Cap. 7:17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

Mateo Cap. 7:18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.

Mateo Cap. 7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

Mateo Cap. 7:20 Así que, por sus frutos los conoceréis.


Nunca os conocí

Mateo Cap. 7:21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Mateo Cap. 7:22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Mateo Cap. 7:23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.


Los dos cimientos

Mateo Cap. 7:24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

Mateo Cap. 7:25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

Mateo Cap. 7:26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

Mateo Cap. 7:27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Mateo Cap. 7:28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;

Mateo Cap. 7:29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.


Capítulo 8


Jesús sana a un leproso

Mateo Cap. 8:1 Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.

Mateo Cap. 8:2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

Mateo Cap. 8:3 Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.

Mateo Cap. 8:4 Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos. Jesús sana al siervo de un centurión

Mateo Cap. 8:5 Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,

Mateo Cap. 8:6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.

Mateo Cap. 8:7 Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.

Mateo Cap. 8:8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente dí la palabra, y mi criado sanará.

Mateo Cap. 8:9 Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.

Mateo Cap. 8:10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

Mateo Cap. 8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;

Mateo Cap. 8:12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Mateo Cap. 8:13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.


Jesús sana a la suegra de Pedro

Mateo Cap. 8:14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.

Mateo Cap. 8:15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.

Mateo Cap. 8:16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

Mateo Cap. 8:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.


Los que querían seguir a Jesús

Mateo Cap. 8:18 Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado.

Mateo Cap. 8:19 Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.

Mateo Cap. 8:20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.

Mateo Cap. 8:21 Otro de sus discípulos le dijo: Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre.

Mateo Cap. 8:22 Jesús le dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Jesús calma la tempestad

Mateo Cap. 8:23 Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron.

Mateo Cap. 8:24 Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía.

Mateo Cap. 8:25 Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!

Mateo Cap. 8:26 El les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

Mateo Cap. 8:27 Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?


Los endemoniados gadarenos

Mateo Cap. 8:28 Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino.

Mateo Cap. 8:29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

Mateo Cap. 8:30 Estaba paciendo lejos de ellos un hato de muchos cerdos.

Mateo Cap. 8:31 Y los demonios le rogaron diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.

Mateo Cap. 8:32 El les dijo: Id. Y ellos salieron, y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó en el mar por un despeñadero, y perecieron en las aguas.

Mateo Cap. 8:33 Y los que los apacentaban huyeron, y viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que había pasado con los endemoniados.

Mateo Cap. 8:34 Y toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que se fuera de sus contornos.


Capítulo 9


Jesús sana a un paralítico

Mateo Cap. 9:1 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.

Mateo Cap. 9:2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

Mateo Cap. 9:3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.

Mateo Cap. 9:4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?

Mateo Cap. 9:5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?

Mateo Cap. 9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.

Mateo Cap. 9:7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.

Mateo Cap. 9:8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.


Llamamiento de Mateo

Mateo Cap. 9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Mateo Cap. 9:10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.

Mateo Cap. 9:11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

Mateo Cap. 9:12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.

Mateo Cap. 9:13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.


La pregunta sobre el ayuno

Mateo Cap. 9:14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

Mateo Cap. 9:15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.

Mateo Cap. 9:16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.

Mateo Cap. 9:17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente. La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

Mateo Cap. 9:18 Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.

Mateo Cap. 9:19 Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.

Mateo Cap. 9:20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;

Mateo Cap. 9:21 porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.

Mateo Cap. 9:22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora

Mateo Cap. 9:23 Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,

Mateo Cap. 9:24 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.

Mateo Cap. 9:25 Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.

Mateo Cap. 9:26 Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.


Dos ciegos reciben la vista

Mateo Cap. 9:27 Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros Hijo de David!

Mateo Cap. 9:28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.

Mateo Cap. 9:29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

Mateo Cap. 9:30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.

Mateo Cap. 9:31 Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra. Un mudo habla

Mateo Cap. 9:32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.

Mateo Cap. 9:33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.

Mateo Cap. 9:34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.


La mies es mucha

Mateo Cap. 9:35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Mateo Cap. 9:36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Mateo Cap. 9:37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

Mateo Cap. 9:38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.


Capítulo 10


Elección de los doce apóstoles

Mateo Cap. 10:1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

Mateo Cap. 10:2 Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;

Mateo Cap. 10:3 Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,

Mateo Cap. 10:4 Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó. Misión de los doce

Mateo Cap. 10:5 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,

Mateo Cap. 10:6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Mateo Cap. 10:7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.

Mateo Cap. 10:8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Mateo Cap. 10:9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;

Mateo Cap. 10:10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento

Mateo Cap. 10:11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis.

Mateo Cap. 10:12 Y al entrar en la casa, saludadla.

Mateo Cap. 10:13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.

Mateo Cap. 10:14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.

Mateo Cap. 10:15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.


Persecuciones venideras

Mateo Cap. 10:16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.

Mateo Cap. 10:17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;

Mateo Cap. 10:18 y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.

Mateo Cap. 10:19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar.

Mateo Cap. 10:20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.

Mateo Cap. 10:21 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.

Mateo Cap. 10:22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Mateo Cap. 10:23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.

Mateo Cap. 10:24 El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.

Mateo Cap. 10:25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa?


A quién se debe temer

Mateo Cap. 10:26 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse.

Mateo Cap. 10:27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.

Mateo Cap. 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Mateo Cap. 10:29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre.

Mateo Cap. 10:30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados.

Mateo Cap. 10:31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Mateo Cap. 10:32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Mateo Cap. 10:33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.


Jesús, causa de división

Mateo Cap. 10:34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.

Mateo Cap. 10:35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;

Mateo Cap. 10:36 y los enemigos del hombre serán los de su casa.

Mateo Cap. 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí;

Mateo Cap. 10:38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

Mateo Cap. 10:39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.


Recompensas

Mateo Cap. 10:40 El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

Mateo Cap. 10:41 El que recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá.

Mateo Cap. 10:42 Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.


Capítulo 11


Los mensajeros de Juan el Bautista

Mateo Cap. 11:1 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.

Mateo Cap. 11:2 Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,

Mateo Cap. 11:3 para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

Mateo Cap. 11:4 Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.

Mateo Cap. 11:5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;

Mateo Cap. 11:6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.

Mateo Cap. 11:7 Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

Mateo Cap. 11:8 ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están.

Mateo Cap. 11:9 Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

Mateo Cap. 11:10 Porque éste es de quien está escrito:

He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz,

El cual preparará tu camino delante de ti.

Mateo Cap. 11:11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

Mateo Cap. 11:12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.

Mateo Cap. 11:13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

Mateo Cap. 11:14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.

Mateo Cap. 11:15 El que tiene oídos para oír, oiga.

Mateo Cap. 11:16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros,

Mateo Cap. 11:17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis.

Mateo Cap. 11:18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.

Mateo Cap. 11:19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos.


Ayes sobre las ciudades impenitentes

Mateo Cap. 11:20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:

Mateo Cap. 11:21 Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

Mateo Cap. 11:22 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y para Sidón, que para vosotras.

Mateo Cap. 11:23 Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.

Mateo Cap. 11:24 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti.


Venid a mí y descansad

Mateo Cap. 11:25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Mateo Cap. 11:26 Sí, Padre, porque así te agradó.

Mateo Cap. 11:27 Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Mateo Cap. 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Mateo Cap. 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

Mateo Cap. 11:30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.


Capítulo 12


Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

Mateo Cap. 12:1 En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.

Mateo Cap. 12:2 Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.

Mateo Cap. 12:3 Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;

Mateo Cap. 12:4 cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?

Mateo Cap. 12:5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?

Mateo Cap. 12:6 Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.

Mateo Cap. 12:7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes;

Mateo Cap. 12:8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo. El hombre de la mano seca

Mateo Cap. 12:9 Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos.

Mateo Cap. 12:10 Y he aquí había allí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle:

¿Es lícito sanar en el día de reposo?

Mateo Cap. 12:11 El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?

Mateo Cap. 12:12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.

Mateo Cap. 12:13 Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra

Mateo Cap. 12:14 Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.


El siervo escogido

Mateo Cap. 12:15 Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,

Mateo Cap. 12:16 y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;

Mateo Cap. 12:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:

Mateo Cap. 12:18 He aquí mi siervo, a quien he escogido;

Mi Amado, en quien se agrada mi alma;

Pondré mi Espíritu sobre él,

Y a los gentiles anunciará juicio.

Mateo Cap. 12:19 No contenderá, ni voceará,

Ni nadie oirá en las calles su voz.

Mateo Cap. 12:20 La caña cascada no quebrará,

Y el pábilo que humea no apagará,

Hasta que saque a victoria el juicio.

Mateo Cap. 12:21 Y en su nombre esperarán los gentiles.

La blasfemia contra el Espíritu Santo

Mateo Cap. 12:22 Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.

Mateo Cap. 12:23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David?

Mateo Cap. 12:24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.

Mateo Cap. 12:25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.

Mateo Cap. 12:26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?

Mateo Cap. 12:27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

Mateo Cap. 12:28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

Mateo Cap. 12:29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.

Mateo Cap. 12:30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

Mateo Cap. 12:31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.

Mateo Cap. 12:32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.

Mateo Cap. 12:33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.

Mateo Cap. 12:34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

Mateo Cap. 12:35 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.

Mateo Cap. 12:36 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.

Mateo Cap. 12:37 Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.


La generación perversa demanda señal

Mateo Cap. 12:38 Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal.

Mateo Cap. 12:39 El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás.

Mateo Cap. 12:40 Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

Mateo Cap. 12:41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.

Mateo Cap. 12:42 La reina del Sur se levantaráen el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar.


El espíritu inmundo que vuelve

Mateo Cap. 12:43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.

Mateo Cap. 12:44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada.

Mateo Cap. 12:45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.


La madre y los hermanos de Jesús

Mateo Cap. 12:46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar.

Mateo Cap. 12:47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar.

Mateo Cap. 12:48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?

Mateo Cap. 12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.

Mateo Cap. 12:50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.


Capítulo 13


Parábola del sembrador

Mateo Cap. 13:1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó unto al mar.

Mateo Cap. 13:2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.

Mateo Cap. 13:3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.

Mateo Cap. 13:4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.

Mateo Cap. 13:5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;

Mateo Cap. 13:6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

Mateo Cap. 13:7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.

Mateo Cap. 13:8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.

Mateo Cap. 13:9 El que tiene oídos para oír, oiga.


Propósito de las parábolas

Mateo Cap. 13:10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

Mateo Cap. 13:11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.

Mateo Cap. 13:12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Mateo Cap. 13:13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

Mateo Cap. 13:14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:

De oído oiréis, y no entenderéis;

Y viendo veréis, y no percibiréis.

Mateo Cap. 13:15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,

Y con los oídos oyen pesadamente,

Y han cerrado sus ojos;

Para que no vean con los ojos,

Y oigan con los oídos,

Y con el corazón entiendan,

Y se conviertan,

Y yo los sane.

Mateo Cap. 13:16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

Mateo Cap. 13:17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. Jesús explica la parábola del sembrador

Mateo Cap. 13:18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:

Mateo Cap. 13:19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.

Mateo Cap. 13:20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;

Mateo Cap. 13:21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.

Mateo Cap. 13:22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

Mateo Cap. 13:23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno. Parábola del trigo y la cizaña

Mateo Cap. 13:24 Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo;

Mateo Cap. 13:25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

Mateo Cap. 13:26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.

Mateo Cap. 13:27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?

Mateo Cap. 13:28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?

Mateo Cap. 13:29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo.

Mateo Cap. 13:30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. Parábola de la semilla de mostaza

Mateo Cap. 13:31 Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo;

Mateo Cap. 13:32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas. Parábola de la levadura

Mateo Cap. 13:33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado. El uso que Jesús hace de las parábolas

Mateo Cap. 13:34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba;

Mateo Cap. 13:35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo. Jesús explica la parábola de la cizaña

Mateo Cap. 13:36 Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Mateo Cap. 13:37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.

Mateo Cap. 13:38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo.

Mateo Cap. 13:39 El enemigo que la sembróes el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

Mateo Cap. 13:40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, asíseráen el fin de este siglo.

Mateo Cap. 13:41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,

Mateo Cap. 13:42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Mateo Cap. 13:43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.


El tesoro escondido

Mateo Cap. 13:44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. La perla de gran precio

Mateo Cap. 13:45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,

Mateo Cap. 13:46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. La red

Mateo Cap. 13:47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces;

Mateo Cap. 13:48 y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera.

Mateo Cap. 13:49 Asíserá al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

Mateo Cap. 13:50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Tesoros nuevos y viejos

Mateo Cap. 13:51 Jesús les dijo: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos respondieron: Sí, Señor.

Mateo Cap. 13:52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.


Jesús en Nazaret

Mateo Cap. 13:53 Aconteció que cuando terminó Jesús estas parábolas, se fue de allí.

Mateo Cap. 13:54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?

Mateo Cap. 13:55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas?

Mateo Cap. 13:56 ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?

Mateo Cap. 13:57 Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.

Mateo Cap. 13:58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.


Capítulo 14


Muerte de Juan el Bautista

Mateo Cap. 14:1 En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,

Mateo Cap. 14:2 y dijo a sus criados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.

Mateo Cap. 14:3 Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;

Mateo Cap. 14:4 porque Juan le decía: No te es lícito tenerla.

Mateo Cap. 14:5 Y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo; porque tenían a Juan por profeta.

Mateo Cap. 14:6 Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes,

Mateo Cap. 14:7 por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese.

Mateo Cap. 14:8 Ella, instruida primero por su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

Mateo Cap. 14:9 Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la diesen,

Mateo Cap. 14:10 y ordenó decapitar a Juan en la cárcel.

Mateo Cap. 14:11 Y fue traída su cabeza en un plato, y dada a la muchacha; y ella la presentó a su madre.

Mateo Cap. 14:12 Entonces llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo y lo enterraron; y fueron y dieron las nuevas a Jesús.


Alimentación de los cinco mil

Mateo Cap. 14:13 Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades.

Mateo Cap. 14:14 Y saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos.

Mateo Cap. 14:15 Cuando anochecía, se acercaron a él sus discípulos, diciendo: El lugar es desierto, y la hora ya pasada; despide a la multitud, para que vayan por las aldeas y compren de comer.

Mateo Cap. 14:16 Jesús les dijo: No tienen necesidad de irse; dadles vosotros de comer.

Mateo Cap. 14:17 Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.

Mateo Cap. 14:18 El les dijo: Traédmelos acá.

Mateo Cap. 14:19 Entonces mandóa la gente recostarse sobre la hierba; y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dio los panes a los discípulos, y los discípulos a la multitud.

Mateo Cap. 14:20 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.

Mateo Cap. 14:21 Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.


Jesús anda sobre el mar

Mateo Cap. 14:22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.

Mateo Cap. 14:23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.

Mateo Cap. 14:24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.

Mateo Cap. 14:25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.

Mateo Cap. 14:26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.

Mateo Cap. 14:27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!

Mateo Cap. 14:28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

Mateo Cap. 14:29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.

Mateo Cap. 14:30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor sálvame!

Mateo Cap. 14:31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

Mateo Cap. 14:32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.

Mateo Cap. 14:33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Jesús sana a los enfermos en Genesaret

Mateo Cap. 14:34 Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret.

Mateo Cap. 14:35 Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;

Mateo Cap. 14:36 y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.


Capítulo 15


Lo que contamina al hombre

Mateo Cap. 15:1 Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo:

Mateo Cap. 15:2 ¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.

Mateo Cap. 15:3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?

Mateo Cap. 15:4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

Mateo Cap. 15:5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,

Mateo Cap. 15:6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.

Mateo Cap. 15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:

Mateo Cap. 15:8 Este pueblo de labios me honra;

Mas su corazón está lejos de mí.

Mateo Cap. 15:9 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

Mateo Cap. 15:10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:

Mateo Cap. 15:11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

Mateo Cap. 15:12 Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?

Mateo Cap. 15:13 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.

Mateo Cap. 15:14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.

Mateo Cap. 15:15 Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos esta parábola.

Mateo Cap. 15:16 Jesús dijo: ¿También vosotros sois aún sin entendimiento?

Mateo Cap. 15:17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre, y es echado en la letrina?

Mateo Cap. 15:18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.

Mateo Cap. 15:19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

Mateo Cap. 15:20 Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.


La fe de la mujer cananea

Mateo Cap. 15:21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.

Mateo Cap. 15:22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

Mateo Cap. 15:23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

Mateo Cap. 15:24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

Mateo Cap. 15:25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!

Mateo Cap. 15:26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

Mateo Cap. 15:27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

Mateo Cap. 15:28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.


Jesús sana a muchos

Mateo Cap. 15:29 Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí.

Mateo Cap. 15:30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

Mateo Cap. 15:31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. Alimentación de los cuatro mil

Mateo Cap. 15:32 Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.

Mateo Cap. 15:33 Entonces sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, para saciar a una multitud tan grande?

Mateo Cap. 15:34 Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.

Mateo Cap. 15:35 Y mandó a la multitud que se recostase en tierra.

Mateo Cap. 15:36 Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud.

Mateo Cap. 15:37 Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas.

Mateo Cap. 15:38 Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Mateo Cap. 15:39 Entonces, despedida la gente, entró en la barca, y vino a la región de Magdala.


Capítulo 16


La demanda de una señal

Mateo Cap. 16: Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.

Mateo Cap. 16:2 Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.

Mateo Cap. 16:3 Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis!

Mateo Cap. 16:4 La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. La levadura de los fariseos

Mateo Cap. 16:5 Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan.

Mateo Cap. 16:6 Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.

Mateo Cap. 16:7 Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan.

Mateo Cap. 16:8 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?

Mateo Cap. 16:9 ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis?

Mateo Cap. 16:0 ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis?

Mateo Cap. 16:1 ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?

Mateo Cap. 16:2 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.


La confesión de Pedro

Mateo Cap. 16:3 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?

Mateo Cap. 16:4 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.

Mateo Cap. 16:5 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

Mateo Cap. 16:6 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Mateo Cap. 16:7 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

Mateo Cap. 16:8 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

Mateo Cap. 16:9 Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

Mateo Cap. 16:20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.


Jesús anuncia su muerte

Mateo Cap. 16:21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.

Mateo Cap. 16:22 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.

Mateo Cap. 16:23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Mateo Cap. 16:24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

Mateo Cap. 16:25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Mateo Cap. 16:26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

Mateo Cap. 16:27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

Mateo Cap. 16:28 De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.


Capítulo 17


La transfiguración

Mateo Cap. 17:1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;

Mateo Cap. 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

Mateo Cap. 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

Mateo Cap. 17:4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

Mateo Cap. 17:5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.

Mateo Cap. 17:6 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor.

Mateo Cap. 17:7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.

Mateo Cap. 17:8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo.

Mateo Cap. 17:9 Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.

Mateo Cap. 17:10 Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero?

Mateo Cap. 17:11 Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

Mateo Cap. 17:12 Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos.

Mateo Cap. 17:13 Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista. Jesús sana a un muchacho lunático

Mateo Cap. 17:14 Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo:

Mateo Cap. 17:15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.

Mateo Cap. 17:16 Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.

Mateo Cap. 17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.

Mateo Cap. 17:18 Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora.

Mateo Cap. 17:19 Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?

Mateo Cap. 17:20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.

Mateo Cap. 17:21 Pero este género no sale sino con oración y ayuno. Jesús anuncia otra vez su muerte

Mateo Cap. 17:22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres,

Mateo Cap. 17:23 y le matarán; mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera. Pago del impuesto del templo

Mateo Cap. 17:24 Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?

Mateo Cap. 17:25 El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?

Mateo Cap. 17:26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.

Mateo Cap. 17:27 Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.


Capítulo 18


¿Quién es el mayor?

Mateo Cap. 18:1 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?

Mateo Cap. 18:2 Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,

Mateo Cap. 18:3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Mateo Cap. 18:4 Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.

Mateo Cap. 18:5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. Ocasiones de caer

Mateo Cap. 18:6 Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar.

Mateo Cap. 18:7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!

Mateo Cap. 18:8 Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.

Mateo Cap. 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego. Parábola de la oveja perdida

Mateo Cap. 18:10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.

Mateo Cap. 18:11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.

Mateo Cap. 18:12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?

Mateo Cap. 18:13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.

Mateo Cap. 18:14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.


Cómo se debe perdonar al hermano

Mateo Cap. 18:15 Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.

Mateo Cap. 18:16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra.

Mateo Cap. 18:17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.

Mateo Cap. 18:18 De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.

Mateo Cap. 18:19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.

Mateo Cap. 18:20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

Mateo Cap. 18:21 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Mateo Cap. 18:22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.


Los dos deudores

Mateo Cap. 18:23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.

Mateo Cap. 18:24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos

Mateo Cap. 18:25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.

Mateo Cap. 18:26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

Mateo Cap. 18:27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.

Mateo Cap. 18:28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.

Mateo Cap. 18:29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

Mateo Cap. 18:30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.

Mateo Cap. 18:31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado.

Mateo Cap. 18:32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.

Mateo Cap. 18:33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?

Mateo Cap. 18:34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.

Mateo Cap. 18:35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.


Capítulo 19


Jesús enseña sobre el divorcio

Mateo Cap. 19:1 Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán.

Mateo Cap. 19:2 Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.

Mateo Cap. 19:3 Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?

Mateo Cap. 19:4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,

Mateo Cap. 19:5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?

Mateo Cap. 19:6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Mateo Cap. 19:7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?

Mateo Cap. 19:8 El les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.

Mateo Cap. 19:9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

Mateo Cap. 19:10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.

Mateo Cap. 19:11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.

Mateo Cap. 19:12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.


Jesús bendice a los niños

Mateo Cap. 19:13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron.

Mateo Cap. 19:14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.

Mateo Cap. 19:15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí. El joven rico

Mateo Cap. 19:16 Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?

Mateo Cap. 19:17 El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

Mateo Cap. 19:18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.

Mateo Cap. 19:19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Mateo Cap. 19:20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?

Mateo Cap. 19:21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

Mateo Cap. 19:22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

Mateo Cap. 19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.

Mateo Cap. 19:24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Mateo Cap. 19:25 Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?

Mateo Cap. 19:26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.

Mateo Cap. 19:27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?

Mateo Cap. 19:28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Mateo Cap. 19:29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

Mateo Cap. 19:30 Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.


Capítulo 20


Los obreros de la viña

Mateo Cap. 20:1 Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.

Mateo Cap. 20:2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

Mateo Cap. 20:3 Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;

Mateo Cap. 20:4 y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.

Mateo Cap. 20:5 Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.

Mateo Cap. 20:6 Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?

Mateo Cap. 20:7 Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.

Mateo Cap. 20:8 Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.

Mateo Cap. 20:9 Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.

Mateo Cap. 20:10 Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.

Mateo Cap. 20:11 Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,

Mateo Cap. 20:12 diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.

Mateo Cap. 20:13 El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?

Mateo Cap. 20:14 Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.

Mateo Cap. 20:15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?

Mateo Cap. 20:16 Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. Nuevamente Jesús anuncia su muerte

Mateo Cap. 20:17 Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:

Mateo Cap. 20:18 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte;

Mateo Cap. 20:19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.


Petición de Santiago y de Juan

Mateo Cap. 20:20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.

Mateo Cap. 20:21 El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

Mateo Cap. 20:22 Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.

Mateo Cap. 20:23 El les dijo: A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.

Mateo Cap. 20:24 Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.

Mateo Cap. 20:25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.

Mateo Cap. 20:26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,

Mateo Cap. 20:27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;

Mateo Cap. 20:28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.


Dos ciegos reciben la vista

Mateo Cap. 20:29 Al salir ellos de Jericó, le seguía una gran multitud.

Mateo Cap. 20:30 Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

Mateo Cap. 20:31 Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!

Mateo Cap. 20:32 Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga?

Mateo Cap. 20:33 Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

Mateo Cap. 20:34 Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron.


Capítulo 21


La entrada triunfal en Jerusalén

Mateo Cap. 21:1 Cuando se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos,

Mateo Cap. 21:2 diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos.

Mateo Cap. 21:3 Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.

Mateo Cap. 21:4 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Mateo Cap. 21:5 Decid a la hija de Sion:

He aquí, tu Rey viene a ti,

Manso, y sentado sobre una asna,

Sobre un pollino, hijo de animal de carga.

Mateo Cap. 21:6 Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó;

Mateo Cap. 21:7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.

Mateo Cap. 21:8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino.

Mateo Cap. 21:9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo:

¡Hosanna al Hijo de David!

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

¡Hosanna en las alturas!

Mateo Cap. 21:10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?

Mateo Cap. 21:11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.


Purificación del templo

Mateo Cap. 21:12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;

Mateo Cap. 21:13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Mateo Cap. 21:14 Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.

Mateo Cap. 21:15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,

Mateo Cap. 21:16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:

De la boca de los niños y de los que maman


Perfeccionaste la alabanza?

Mateo Cap. 21:17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad a Betania, y posó allí. Maldición de la higuera estéril

Mateo Cap. 21:18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

Mateo Cap. 21:19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.

Mateo Cap. 21:20 Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera?

Mateo Cap. 21:21 Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho.

Mateo Cap. 21:22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. La autoridad de Jesús

Mateo Cap. 21:23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?

Mateo Cap. 21:24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas.

Mateo Cap. 21:25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?

Mateo Cap. 21:26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.

Mateo Cap. 21:27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.


Parábola de los dos hijos

Mateo Cap. 21:28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, vé hoy a trabajar en mi viña.

Mateo Cap. 21:29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.

Mateo Cap. 21:30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.

Mateo Cap. 21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

Mateo Cap. 21:32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle. Los labradores malvados

Mateo Cap. 21:33 Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.

Mateo Cap. 21:34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos.

Mateo Cap. 21:35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon.

Mateo Cap. 21:36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.

Mateo Cap. 21:37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

Mateo Cap. 21:38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.

Mateo Cap. 21:39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.

Mateo Cap. 21:40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

Mateo Cap. 21:41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo.

Mateo Cap. 21:42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:

La piedra que desecharon los edificadores,

Ha venido a ser cabeza del ángulo.

El Señor ha hecho esto,

Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

Mateo Cap. 21:43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él.

Mateo Cap. 21:44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

Mateo Cap. 21:45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos.

Mateo Cap. 21:46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta.


Capítulo 22


Parábola de la fiesta de bodas

Mateo Cap. 22:1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:

Mateo Cap. 22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;

Mateo Cap. 22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.

Mateo Cap. 22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.

Mateo Cap. 22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;

Mateo Cap. 22:6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.

Mateo Cap. 22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.

Mateo Cap. 22:8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.

Mateo Cap. 22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.

Mateo Cap. 22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

Mateo Cap. 22:11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.

Mateo Cap. 22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

Mateo Cap. 22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Mateo Cap. 22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.


La cuestión del tributo

Mateo Cap. 22:15 Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra.

Mateo Cap. 22:16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

Mateo Cap. 22:17 Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no?

Mateo Cap. 22:18 Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?

Mateo Cap. 22:19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

Mateo Cap. 22:20 Entonces les dijo:¿De quién es esta imagen, y la inscripción?

Mateo Cap. 22:21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

Mateo Cap. 22:22 Oyendo esto, se maravillaron, y dejándole, se fueron. La pregunta sobre la resurrección

Mateo Cap. 22:23 Aquel día vinieron a él los saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron,

Mateo Cap. 22:24 diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y levantará descendencia a su hermano.

Mateo Cap. 22:25 Hubo, pues, entre nosotros siete hermanos; el primero se casó, y murió; y no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.

Mateo Cap. 22:26 De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta el séptimo.

Mateo Cap. 22:27 Y después de todos murió también la mujer.

Mateo Cap. 22:28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?

Mateo Cap. 22:29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

Mateo Cap. 22:30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo.

Mateo Cap. 22:31 Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo:

Mateo Cap. 22:32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

Mateo Cap. 22:33 Oyendo esto la gente, se admiraba de su doctrina.


El gran mandamiento

Mateo Cap. 22:34 Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una.

Mateo Cap. 22:35 Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:

Mateo Cap. 22:36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?

Mateo Cap. 22:37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Mateo Cap. 22:38 Este es el primero y grande mandamiento.

Mateo Cap. 22:39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Mateo Cap. 22:40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. ¿De quién es hijo el Cristo?

Mateo Cap. 22:41 Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó,

Mateo Cap. 22:42 diciendo: ¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David.

Mateo Cap. 22:43 El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo:

Mateo Cap. 22:44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

Mateo Cap. 22:45 Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?

Mateo Cap. 22:46 Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.


Capítulo 23


Jesús acusa a escribas y fariseos

Mateo Cap. 23:1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo:

Mateo Cap. 23:2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.

Mateo Cap. 23:3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

Mateo Cap. 23:4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas.

Mateo Cap. 23:5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;

Mateo Cap. 23:6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,

Mateo Cap. 23:7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.

Mateo Cap. 23:8 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.

Mateo Cap. 23:9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.

Mateo Cap. 23:10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.

Mateo Cap. 23:11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.

Mateo Cap. 23:12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Mateo Cap. 23:13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.

Mateo Cap. 23:14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.

Mateo Cap. 23:15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.

Mateo Cap. 23:16 ¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor.

Mateo Cap. 23:17 ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?

Mateo Cap. 23:18 También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor

Mateo Cap. 23:19 ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda?

Mateo Cap. 23:20 Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él;

Mateo Cap. 23:21 y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita;

Mateo Cap. 23:22 y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él.

Mateo Cap. 23:23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.

Mateo Cap. 23:24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!

Mateo Cap. 23:25 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.

Mateo Cap. 23:26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio.

Mateo Cap. 23:27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia.

Mateo Cap. 23:28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.

Mateo Cap. 23:29 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,

Mateo Cap. 23:30 y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas.

Mateo Cap. 23:31 Así que dais testimonio contra vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.

Mateo Cap. 23:32 ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!

Mateo Cap. 23:33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?

Mateo Cap. 23:34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;

Mateo Cap. 23:35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.

Mateo Cap. 23:36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. Lamento de Jesús sobre Jerusalén

Mateo Cap. 23:37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

Mateo Cap. 23:38 He aquí vuestra casa os es dejada desierta.

Mateo Cap. 23:39 Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.


Capítulo 24


Jesús predice la destrucción del templo

Mateo Cap. 24:1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo.

Mateo Cap. 24:2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.


Señales antes del fin

Mateo Cap. 24:3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?

Mateo Cap. 24:4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.

Mateo Cap. 24:5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.

Mateo Cap. 24:6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.

Mateo Cap. 24:7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.

Mateo Cap. 24:8 Y todo esto será principio de dolores.

Mateo Cap. 24:9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.

Mateo Cap. 24:10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.

Mateo Cap. 24:11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;

Mateo Cap. 24:12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

Mateo Cap. 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.

Mateo Cap. 24:14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

Mateo Cap. 24:15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

Mateo Cap. 24:16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.

Mateo Cap. 24:17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;

Mateo Cap. 24:18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.

Mateo Cap. 24:19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!

Mateo Cap. 24:20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;

Mateo Cap. 24:21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

Mateo Cap. 24:22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.

Mateo Cap. 24:23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.

Mateo Cap. 24:24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

Mateo Cap. 24:25 Ya os lo he dicho antes.

Mateo Cap. 24:26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.

Mateo Cap. 24:27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.

Mateo Cap. 24:28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. La venida del Hijo del Hombre

Mateo Cap. 24:29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.

Mateo Cap. 24:30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Mateo Cap. 24:31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.

Mateo Cap. 24:32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.

Mateo Cap. 24:33 Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.

Mateo Cap. 24:34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

Mateo Cap. 24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Mateo Cap. 24:36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre.

Mateo Cap. 24:37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.

Mateo Cap. 24:38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,

Mateo Cap. 24:39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

Mateo Cap. 24:40 Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado.

Mateo Cap. 24:41 Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.

Mateo Cap. 24:42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Mateo Cap. 24:43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

Mateo Cap. 24:44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.

Mateo Cap. 24:45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?

Mateo Cap. 24:46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

Mateo Cap. 24:47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.

Mateo Cap. 24:48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;

Mateo Cap. 24:49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,

Mateo Cap. 24:50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,

Mateo Cap. 24:51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.


Capítulo 25


Parábola de las diez vírgenes

Mateo Cap. 25:1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

Mateo Cap. 25:2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

Mateo Cap. 25:3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

Mateo Cap. 25:4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

Mateo Cap. 25:5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

Mateo Cap. 25:6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

Mateo Cap. 25:7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

Mateo Cap. 25:8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

Mateo Cap. 25:9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

Mateo Cap. 25:10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

Mateo Cap. 25:11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

Mateo Cap. 25:12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

Mateo Cap. 25:13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.


Parábola de los talentos

Mateo Cap. 25:14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

Mateo Cap. 25:15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.

Mateo Cap. 25:16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos

Mateo Cap. 25:17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.

Mateo Cap. 25:18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

Mateo Cap. 25:19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.

Mateo Cap. 25:20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.

Mateo Cap. 25:21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Mateo Cap. 25:22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.

Mateo Cap. 25:23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

Mateo Cap. 25:24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;

Mateo Cap. 25:25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Mateo Cap. 25:26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.

Mateo Cap. 25:27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

Mateo Cap. 25:28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.

Mateo Cap. 25:29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

Mateo Cap. 25:30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.


El juicio de las naciones

Mateo Cap. 25:31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

Mateo Cap. 25:32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.

Mateo Cap. 25:33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

Mateo Cap. 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

Mateo Cap. 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

Mateo Cap. 25:36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.

Mateo Cap. 25:37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

Mateo Cap. 25:38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

Mateo Cap. 25:39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?

Mateo Cap. 25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.

Mateo Cap. 25:41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Mateo Cap. 25:42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

Mateo Cap. 25:43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

Mateo Cap. 25:44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?

Mateo Cap. 25:45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.

Mateo Cap. 25:46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.


Capítulo 26


El complot para prender a Jesús

Mateo Cap. 26:1 Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos:

Mateo Cap. 26:2 Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.

Mateo Cap. 26:3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás,

Mateo Cap. 26:4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.

Mateo Cap. 26:5 Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.


Jesús es ungido en Betania

Mateo Cap. 26:6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,

Mateo Cap. 26:7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa.

Mateo Cap. 26:8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio?

Mateo Cap. 26:9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.

Mateo Cap. 26:10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra.

Mateo Cap. 26:11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.

Mateo Cap. 26:12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura.

Mateo Cap. 26:13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella. Judas ofrece entregar a Jesús

Mateo Cap. 26:14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes,

Mateo Cap. 26:15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata.

Mateo Cap. 26:16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. Institución de la Cena del Señor

Mateo Cap. 26:17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?

Mateo Cap. 26:18 Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.

Mateo Cap. 26:19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.

Mateo Cap. 26:20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.

Mateo Cap. 26:21 Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

Mateo Cap. 26:22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?

Mateo Cap. 26:23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.

Mateo Cap. 26:24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

Mateo Cap. 26:25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.

Mateo Cap. 26:26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

Mateo Cap. 26:27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;

Mateo Cap. 26:28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

Mateo Cap. 26:29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre. Jesús anuncia la negación de Pedro

Mateo Cap. 26:30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.

Mateo Cap. 26:31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.

Mateo Cap. 26:32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

Mateo Cap. 26:33 Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.

Mateo Cap. 26:34 Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

Mateo Cap. 26:35 Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.


Jesús ora en Getsemaní

Mateo Cap. 26:36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.

Mateo Cap. 26:37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.

Mateo Cap. 26:38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

Mateo Cap. 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

Mateo Cap. 26:40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?

Mateo Cap. 26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

Mateo Cap. 26:42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

Mateo Cap. 26:43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.

Mateo Cap. 26:44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.

Mateo Cap. 26:45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

Mateo Cap. 26:46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.


Arresto de Jesús

Mateo Cap. 26:47 Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

Mateo Cap. 26:48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle.

Mateo Cap. 26:49 Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó.

Mateo Cap. 26:50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.

Mateo Cap. 26:51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja.

Mateo Cap. 26:52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.

Mateo Cap. 26:53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?

Mateo Cap. 26:54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?

Mateo Cap. 26:55 En aquella hora dijo Jesús a la gente:¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.

Mateo Cap. 26:56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas.Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.


Jesús ante el concilio

Mateo Cap. 26:57 Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos.

Mateo Cap. 26:58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.

Mateo Cap. 26:59 Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte,

Mateo Cap. 26:60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos,

Mateo Cap. 26:61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

Mateo Cap. 26:62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?

Mateo Cap. 26:63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

Mateo Cap. 26:64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

Mateo Cap. 26:65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia.

Mateo Cap. 26:66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!

Mateo Cap. 26:67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,

Mateo Cap. 26:68 diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.


Pedro niega a Jesús

Mateo Cap. 26:69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.

Mateo Cap. 26:70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.

Mateo Cap. 26:71 Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno.

Mateo Cap. 26:72 Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.

Mateo Cap. 26:73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.

Mateo Cap. 26:74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo.

Mateo Cap. 26:75 Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho:Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.


Capítulo 27


Jesús ante Pilato

Mateo Cap. 27:1 Venida la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte.

Mateo Cap. 27:2 Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.


Muerte de Judas

Mateo Cap. 27:3 Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos,

Mateo Cap. 27:4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú!

Mateo Cap. 27:5 Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.

Mateo Cap. 27:6 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre.

Mateo Cap. 27:7 Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros.

Mateo Cap. 27:8 Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre.

Mateo Cap. 27:9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel;

Mateo Cap. 27:10 y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.


Pilato interroga a Jesús

Mateo Cap. 27:11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.

Mateo Cap. 27:12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.

Mateo Cap. 27:13 Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?

Mateo Cap. 27:14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. Jesús sentenciado a muerte

Mateo Cap. 27:15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen

Mateo Cap. 27:16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.

Mateo Cap. 27:17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?

Mateo Cap. 27:18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.

Mateo Cap. 27:19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.

Mateo Cap. 27:20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto.

Mateo Cap. 27:21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás.

Mateo Cap. 27:22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!

Mateo Cap. 27:23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!

Mateo Cap. 27:24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.

Mateo Cap. 27:25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

Mateo Cap. 27:26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.

Mateo Cap. 27:27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía;

Mateo Cap. 27:28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata,

Mateo Cap. 27:29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!

Mateo Cap. 27:30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza.

Mateo Cap. 27:31 Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.


Crucifixión y muerte de Jesús

Mateo Cap. 27:32 Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz.

Mateo Cap. 27:33 Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera,

Mateo Cap. 27:34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo.

Mateo Cap. 27:35 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.

Mateo Cap. 27:36 Y sentados le guardaban allí.

Mateo Cap. 27:37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.

Mateo Cap. 27:38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.

Mateo Cap. 27:39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,

Mateo Cap. 27:40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.

Mateo Cap. 27:41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían:

Mateo Cap. 27:42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.

Mateo Cap. 27:43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.

Mateo Cap. 27:44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.

Mateo Cap. 27:45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.

Mateo Cap. 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

Mateo Cap. 27:47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste.

Mateo Cap. 27:48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.

Mateo Cap. 27:49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle.

Mateo Cap. 27:50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.

Mateo Cap. 27:51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;

Mateo Cap. 27:52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;

Mateo Cap. 27:53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.

Mateo Cap. 27:54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

Mateo Cap. 27:55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole,

Mateo Cap. 27:56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.


Jesús es sepultado

Mateo Cap. 27:57 Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús.

Mateo Cap. 27:58 Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo.

Mateo Cap. 27:59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,

Mateo Cap. 27:60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue.

Mateo Cap. 27:61 Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.


La guardia ante la tumba

Mateo Cap. 27:62 Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato,

Mateo Cap. 27:63 diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré.

Mateo Cap. 27:64 Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero.

Mateo Cap. 27:65 Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis.

Mateo Cap. 27:66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.


Capítulo 28


La resurrección

Mateo Cap. 28:1 Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.

Mateo Cap. 28:2 Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.

Mateo Cap. 28:3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.

Mateo Cap. 28:4 Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.

Mateo Cap. 28:5 Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.

Mateo Cap. 28:6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.

Mateo Cap. 28:7 E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.

Mateo Cap. 28:8 Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,

Mateo Cap. 28:9 he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.

Mateo Cap. 28:10 Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.


El informe de la guardia

Mateo Cap. 28:11 Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.

Mateo Cap. 28:12 Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados,

Mateo Cap. 28:13 diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos.

Mateo Cap. 28:14 Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo.

Mateo Cap. 28:15 Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.


La gran comisión

Mateo Cap. 28:16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.

Mateo Cap. 28:17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.

Mateo Cap. 28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

Mateo Cap. 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

Mateo Cap. 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

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